Suelo pensar en ti cuando las palabras se desvanecen y el ambiente queda cargado como el café de hoy que olía a ti. También irrumpes en mi mente cuando la última luz se apaga y el último escalofrío cruza la espina dorsal, haciendo alpinismo por las vértebras, escalando la nuca, haciendo un descanso para darle un delicado beso a tu cuello. De una forma extraña me amaste, de forma tan extraña como tus idas y venidas, tus formas de saludar y de irte. Dónde has escondido todo tu amor. Era mi medicina para el dolor. Arena de Mayo que te cuelas en sus zapatos. Escóndete bien y no salgas nunca de ahí. Can I stay here forever? Mientras respires habrá esperanza. Un neonato asustado que te mira con grades ojos azules a través del grueso cristal. Un cigarro que se convierte en ceniza en cuestión de minutos. Como un cadáver que es incinerado. Un ataúd que desciende hacia el mismo centro de la Tierra, un familiar le tira una rosa, otro le llora, el ataúd arde en el infierno y su dueño es castigado por sus imperdonables pecados durante toda la eternidad. Un cadáver con un balazo en la cabeza al que se le encharcan los pulmones de agua mientras desciende por el río. 'Espero que cuando me muera alguien tenga el suficiente sentido común para que me tiren a un río o algo así. No quiero que llueva sobre mi estómago en un estúpido cementerio.' Tu recuerdo clavado en mi cerebro como una bala. Apiádate de mí y quítamela, como si fuera un pez al que pescas y le quitas el anzuelo de su mojada y agonizante garganta. Una avispa que te clava el aguijón y se le desprenden las tripas. Se sacrifica por hacerte pasar un mal rato. Como muchas personas. Seguiré viendo tu rostro cada vez que cierre los ojos. Aparecerás en mis sueños cuando mi respiración se acompase. Tu recuerdo me acompañará a la tumba, a la muerte que tendré y que aun no sabe nadie como será. Un amor sin llegar a consumar más en la historia, del que nadie tendrá conciencia como de una carta que nunca se llegará a escribir. El mundo continuará girando con su gente estúpida a bordo. Espero que nos encontremos en los Campos Elíseos, y que esperemos juntos mil años a que alguien nos dé otro cuerpo humano en el que habitar. Pero, por ahora, olvídate de mí.