jueves, 16 de mayo de 2013

El eterno retorno de tus sentimientos, el ser-en-sí de tu perfección y el ser-para-sí de mi amor.

lunes, 6 de mayo de 2013

Que no te vea no significa que no te quiera. Que la lluvia no golpee incesante las ventanas de mi corazón no significa que sea feliz. Que escuche música pop no significa que esté deprimida. Que sea un corredor de largas distancias no significa que esté solo. Que un Beagle te hable sin abrir la boca no significa que estés loco. Quizás el perro sea ventrílocuo. O quizás sí que estás loco y el perro realmente habla con la boca abierta mientras masca un chicle hecho de tus frustraciones y penurias. Que tus ojos carnosos me sonrían y que tus labios verdes me miren con desconfianza. Es contradictorio y confuso. Como una mujer que toca la pistola con el arco de un violín para que del cañón de su arma salgan flores. No quiero perderme entre tanta decisión ni tanto camino por tomar. Preferiría perderme entre tus cálidas sábanas o entre tus besos. Sin pensar en ningún futuro o sin tener ninguna decepción. Me recuerdas a un rascacielos que no está contento con su condición. O a un perro que quiera ser criado por una mecedora hecha de leche. En 1993 me lo dijiste claramente: no más color en tu vida de daltónicos. Y aquí estoy, en una película muda y ausente de todo color. Al menos se oye un piano a lo lejos. Espero que seas tú el pianista, o al menos alguien a quien hayas cedido tus tés de vainilla o tus zumos de piña.