sábado, 16 de febrero de 2013

Hay un más allá detrás de todo esto. Un te quiero entre las despedidas y los despegues. Esas arrugas no las recordaba. Estás tan roto que ni te veo. En el poso de ese té habrá una respuesta a todas las veces que te pregunté sin que contestaras. Julio de tormenta. No creí que del Septiembre que envejece saldría un poema de cada arruga. No creí que pudiera haber tan poca diferencia. Una mecedora que te agita y te perturba. Hay alguien que nos vigila. Y su mirada me quita el sueño. Hay un porqué detrás de toda nuestra existencia, o solo el paso del tiempo y el absurdo. Hay una verdadera realidad, o solo la egoísta perspectiva de cada individuo. Hay un amor verdadero o solo gente que se engaña. Hay un gato persa detrás de la ventana. Que huirá en cuanto detectes su presencia. Pero no huirá su recuerdo hasta que tu vida se haya consumido por completo. Como una vela que se apaga. Como un lobo que aúlla. Seguirás el sendero que he trazado hasta llegar a un campo de centeno. Te tumbarás allí hasta que caigas dormido, o irás hasta el borde del precipicio, donde yo evitaré que caigas al vacío. Pero tú elegirás qué camino elegir. Una bicicleta con radios de cristal. Un coche con cristales de metal. Un sauce que no llora. Un perro que te mira y te arropa. Una mano que un traidor te tiende. Le hablo a la persona que tengo enfrente y que me escucha, hasta que caigo en la cuenta de que soy yo misma. Y caigo en la confusión como Narciso.

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