martes, 4 de septiembre de 2012

Observo hipnotizada una tormenta a través de los grandes ventanales. Una moto acelera a lo lejos, derrapa, pero no cae, solo derrapa. Una pareja ríe y se mira con complicidad. Una piscina profunda y llena de agua. Me giro, tu sonrisa embriagada por el alcohol detrás de mí. Tus palabras cariñosas en el fondo del cajón. Tu cordura perdida hace meses. Una bandera ondea bajo un sol abrasador. Un musical antiguo. El perro con cataratas que te besa el estómago con ternura. Rosas que florecen en nuestro jardín. Las miro sonriente. Pasas por delante de mí, las pisoteas, me miras con superioridad. Tu odio. Mi amor. Borracho otra vez. Lloras mi nombre. Mi portazo. Tus gritos. Unos periodistas que nos sacan fotos. Flashes que nos ciegan. Tu brazo por encima de mis hombros. Tu sonrisa radiante. Chicas histéricas gritando tu nombre.Una entrega de premios. Otro más para tu preciosa vitrina. Noches interminables. Un sexo sin intercambios de miradas. Tus ronquidos atormentándome. Un veinteañero con una tabla de skate, un giro, un salto, una caída, una risa, mi sonrisa, tu mirada recelosa. Drogas. Caes inconsciente en la cara alfombra del salón. Salgo a dar un paseo con nuestro viejo perro. Niños columpiándose. Otra noche de hipocresía. Tus copas de vino. Nuestro baile falsamente romántico solo para la prensa. Un anochecer que dejó de ser romántico hace tiempo. Una gaviota sobre volando el mar, alejándose en el horizonte. Nuestra cama. Te desnudas. 'Qué quieres hacer hoy?'. Un desayuno que se vuelve silencioso después de los ladridos de un perro. Te levantas y te vas. No puedo más. Me derrumbo. Vuelves y me besas. Sabes a café. Lo hacemos muy suavemente en el sofá. Me voy, me voy, me voy. Una sonrisa adorable. Una última despedida. California. Adiós. Te quiero, pero adiós.

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