sábado, 29 de septiembre de 2012

Te noto cerca y lejos. Te veo y sonrío, y hablemos de esto y de lo otro. Abrázame y no te vayas. Quiéreme. Hagámonos cumplidos. Unos ojos que te miran y te atraviesan. Dime que vas a estar ahí siempre como lo estaré yo. Como un gato solitario que te maúlla a través de la ventana una noche lluviosa. No mires mi pelaje moteado de negro y blanco, mírame a los ojos. Déjame entrar en tu casa, cuéntamelo todo aunque yo no te pueda responder más que con un ronroneo, cuídame. 'He soñado toda lo noche contigo' todos los días. Caeré en la nada sin remedio, sin final, sin perdón. Subiré a un tren que me lleve a ninguna parte, y reptará por las vías mojadas por la lluvia, sin descanso. Cenemos desayunando promesas rotas antes de ser emitidas. Explotemos de frustración. Háblame con aprensión. O mejor no. No hables. No hagas que las palabras pierdan importancia. Quiéreme en silencio. Mírame a través de una cortina azulada que se posa en tus ojos. Ciego de amor. Y luego, emprende el viaje de la muerte, no me lleves contigo, olvídate de mí, salta al vacío, a la oscuridad, déjame.

No hay comentarios:

Publicar un comentario