lunes, 3 de septiembre de 2012

'Siéntate a mi lado y bésame antes de que cambies de opinión y te marches.' Septiembre. Soñé contigo incontables noches, pensé en ti en las que el insomnio no me dejaba soñar; como un gato albino bajo la lluvia, un mago que se saca a sí mismo de su chistera, un llanto en medio de la noche, una mariposa en la penumbra, un baile romántico. Pero siempre estábamos los dos solos. Únicos supervivientes a la destrucción de un mundo tan cruel que rayaba en la locura. Octubre. Y aun no has vuelto de bajar a comprar tabaco. 'Un momento brillante de la vida, el nacimiento.' Una anciana que canturrea una vieja y melancólica canción mientras teje una bufanda de lana. Una carcajada sonora y lejana. Un niño que tropieza, se hace daño en la rodilla y sus lágrimas salen a la superficie, incontrolables, dulces pero amargas y también saladas. Y otra vez tú en mis sueños. Como si todo eso fuera una burbuja de duda, melancolía, incertidumbre, aislamiento, ternura, calor y dolor. Mucho dolor. Y la burbuja estalla en tu cara. Tienes jabón en los ojos pero no lo sientes. Y tu aliento huele alcohol y hablas sin parar porque todo es muy importante. Un último suspiro, un último refugio, una última ilusión, un último beso. Un aullido desesperado de un perro abandonado en medio de una carretera desierta y cálida. Melena pelirroja, profunda, te caes en ella y te pierdes en su olor y su cobijo. Y le amas con locura, hasta sentirte enferma. El bloque de hielo azulado que tiene un dictador por corazón. El último mensaje de buzón de voz que deja una persona antes de tener un accidente de tráfico y que su mirada se cristalice. Me hablas desde muy lejos, grita más, la niebla es densa, no te alejes, adiós, adiós, recuérdame, dame un cigarro, te quiero. Un suspiro angustioso y doloroso. Corro por el andén pero el tren se va, se aleja, se pierde en la lluvia de Noviembre. Diciembre y un cartero llama al timbre de mi casa. Le abro la puerta, le canto, le bailo, me recuerda a ti. Nos emborrachamos, le hablo de ti, eres tú, te quiero, te amo, no te vayas, no me vuelvas a dejar. Se va, se fue a por tabaco. Un búho ulula en lo más profundo de un bosque. Me mira con sus grandes ojos, le respondo con una sonrisa amarga. Te llamo en la noche y el eco me devuelve el sonido de tu bonito nombre. Caigo rendida. Cuéntame el cuento de Cuchulain, papá; abuela, cántame al oído una canción triste; búho, ulúlame. Y todo comienza a girar y a volverse negro y oigo voces, y barritos, y mi abuela ulula y un búho canta y todo sigue girando cada vez más rápido y un sol de invierno calienta mi cuerpo desnudo y despierto en mi cama, sudorosa. Y tú estás aquí, justo a mi lado. Un beso en la frente. Una caricia. Una sonrisa. Un sueño profundo.

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