Volcamos. Recuerdo su cadáver aun caliente cayendo sobre mi cuerpo aprisionado entre la puerta y el asiento. El maldito cinturón, se lo dije. Ese es mi último pensamiento antes de sumirme en la nublada y tranquilizadora oscuridad. Otro recuerdo. Apenas consigo separar un poco los párpados. Una tez pálida y asustada me mira gritando algo que suena muy lejano. Mis pesados párpados caen irremediablemente. Otro recuerdo. Estoy en una ambulancia y un policía habla tranquilamente con alguien del exterior. Vuelvo a cerrar los ojos. Un dolor punzante y terrible en la cabeza. Una enfermera cambiándome el suero. Me anuncia fríamente que mi acompañante ha muerto. Mis párpados vuelven a caer. Mi último pensamiento es que ojalá no pueda volver a abrirlos nunca más.
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